
Dejar de necesitar trabajar para vivir tuvo un impacto importante en mi.
Pasar de trabajar durante horas a no necesitarlo y poder hacer «lo que quisiera» ha ido acompañado de una montaña rusa de sentimientos.
La independencia financiera en mi caso no llegó de imprevisto.
Una breve introducción:
Ya sabéis que tengo 35 años, y alcancé la libertad financiera después de montar una empresa. Soy lo que se conoce como emprendedor de éxito.
Antes de montar la empresa, trabajaba como todos y nunca soñé (ni de cerca) que podría vivir sin trabajar si no era porque me tocara la lotería.
El concepto de libertad financiera no existía para mi.
Este concepto lo descubrí cuando casi me topé con ello.
Os explico la evolución:
1 Fase: Contextualización
He trabajado toda mi vida para otros, hasta que tuve que montar esta empresa casi empujado por un mercado laboral imposible.
La empresa con tiempo y esfuerzo fue creciendo y las previsiones eran cada vez mayores. Íbamos tomando las decisiones adecuadas contratando personas y reinvirtiendo el dinero en seguir creciendo.
Como cada vez aumentaba más la carga de trabajo y no podíamos llegar a todo por falta de tiempo tuvimos que ir delegando en otros trabajadores para pasar nosotros a tomar decisiones más estratégicas.
En ese punto, tu labor es la dirigir el negocio por el camino adecuado y resolver los grandes problemas que nadie más puede resolver. Es decir, te quedan las tareas de alto valor añadido.
Aquí es cuando las cosas empezaron a cambiar ¿Por qué?
No tiene sentido, que los directores de una empresa hagan trabajo que requiera menos cualificación (aunque puedan hacerlo), ni tampoco pueden realizar las tareas que requieran mucha especialización porque no saben.
Puedes encontrarte con que los socios, que durante tanto tiempo han hecho todas las tareas que fueran necesarias para que saliera el negocio adelante, se queden sin trabajo o al menos sin gran parte de él.
Nuestra jornada laboral no llenaba las 8 horas que como mínimo estábamos en la oficina. Pero sin embargo, tienes la obligación de velar por el negocio.
¿Tiene algún sentido ir a trabajar tantas horas si no es necesario? ¿Para qué? ¿para calentar la silla?
¿por qué no seguir intentando explotar el negocio más y más? ¿Por qué parar ahí? Siempre se puede hacer más.
Cierto, siempre se puede hacer más, pero hay razones para parar:
- Cansa y mucho.
- La motivación se puede ir perdiendo poco a poco al conseguir los objetivos.
- No es fácil seguir empujando por otras vías (créeme probamos muchas).
- Y tienes el riesgo de gastar el dinero en algo que no sabes si irá bien y que tanto te ha costado ganar.
De hecho en esta fase muchos deciden iniciar un proceso de venta de la empresa, como hicimos nosotros, pero de esto te hablo en este otro post.
Fase 2: Incredulidad
Oye, ¿y si ponemos a alguien y nos dedicamos a otra cosa?
¿Perdona?
¿Pero cómo vamos a dejar trabajar? ¿Qué pasa con la empresa? ¿Qué vas a hacer?
Preguntas y más preguntas.
Fase 3: Racionalización
Tiene sentido. Es verdad, que no estamos haciendo mucho. Pero, estamos seguro de que es lo mejor ¿no? Es verdad que llevamos un tiempo que no vamos con las mismas ganas a pelear. No todos tenemos además las mismas inquietudes. Tu siempre has querido hacer esto. A mi no me importaría dedicarme a…
Si encontramos buenos sustitutos hasta irá mejor.
Fase 4. El día «D»: El día de la libertad financiera
Me saqué un selfie.
Aun puedo sentir la sensación de mmi último día de trabajo.
Una sonrisa de oreja a oreja se me dibujó mientras paseaba por la calle rumbo a casa.
Un mensaje a mi mujer acompañaba la foto: «ya no tengo que ir a trabajar».
Fase 5: Cumpliendo sueños
Me dediqué a aprovechar mi tiempo en cosas que había pensado hacer desde hace tiempo, he aprendido a tocar un instrumento, hice un master, hice surf… lo de viajar en pandemia como que no he podido. Pero lo haré, y sé que no será suficiente.
En este punto debo decir que estoy casado y tengo obligaciones. Puedo hacer cosas, pero tiene límites.
Otras personas quizá no tengan esa atadura y puedan experimentar ciertas cosas más fácilmente que un joven padre de familia.
Esta fase se acerca a el momento actual.
Fase 6: Inversiones ¿Mi nuevo trabajo?
Cuando tienes dinero, tu obligación es que ese dinero genere más. Si no, pierde valor, y para ello debes invertirlo.
En este punto debes aprender a manejarlo.
Este capítulo, da para mucho, y lo trato en otro post.
En cualquier caso, estas inversiones, salvo que tengas mucho (mucho) dinero y disfrutes mucho gestionándolo activamente, no llenan probablemente tu día a día, aunque requieren atención.